Barça 2011: La sublimación de la idea

Empezaba la temporada con un cambio en la presidencia del club. Sandro Rosell sucedía a Jan Laporta y en un principio su intención era la de respetar el inmejorable legado que recibía a nivel deportivo. Con la perspectiva del tiempo podemos decir que la inercia le duró un año y que los siguientes fue dilapidando la herencia. Pero eso vendría más tarde; esta iba a ser una de las mejores temporadas de la historia del Barça.

La consolidación de un proyecto

La temporada empezó sin grandes cambios. Pep Guardiola y Tito Vilanova seguían confiando en una plantilla compuesta en su mayoría por canteranos. Algunos de ellos eran la columna vertebral de una selección española que acababa de conseguir pasar a la historia al ganar el Mundial en Sudáfrica, con ocho culés en sus filas.

Las bajas de dos fichajes malogrados que habían llegado la temporada anterior (Chygrinski e Ibrahimovic), además de los finales de etapa de gente como Márquez y Henry se suplieron con las incorporaciones de David Villa, Adriano, Mascherano y Afellay, este último en el mercado invernal. Guardiola no se hubiese deshecho del central ucraniano, que regresó al Shakhtar Donetsk de donde provenía. Fue la directiva la que impuso su criterio sobre el del técnico, aludiendo a razones económicas (la operación Ibra había sido un desastre) y empezando de este modo a distanciarse del entrenador. Zlatan viajó al AC Milan, club que tras Ronaldinho volvía a apostar por un delantero culé, Márquez y Henry cruzaban el charco y, por sorpresa, Touré se marchaba al Manchester City en busca de los minutos y el dinero que creía merecer.

La pretemporada fue más una gira para ganar dinero y vender imagen que un stage de preparación. Oslo, Seúl y Pekín recibieron la visita del Barça. El equipo llegó algo justo al inicio del ejercicio, por lo que Guardiola decidió alinear a suplentes habituales y a algunos jugadores del Barça B en la ida de la Supercopa de España. El Sevilla FC se impuso en casa por 3-1 y debió soñar con que la copa iría a parar a sus vitrinas. Pero Pep alineó al equipo de gala en el Camp Nou. El Barça, con un juego espectacular y un Messi pletórico que consiguió un hat trick, arrolló como una apisonadora a los andaluces por 4-0, logrando el octavo título en 15 meses.

El partido perfecto

La mejor versión del Barça de Guardiola, la sublimación de la idea que soñaron e iniciaron Laureano Ruiz, Rinus Michels, Johan Cruyff… llegó el 29 de noviembre, justamente el día del 111 aniversario del club. El Barça rozó la perfección y destrozó a su eterno rival, el Real Madrid de un Mourinho que había llegado a la casa blanca con la esperanza de ser el antídoto del Pep Team. El portugués planteó el partido más pendiente de defenderse que de atacar y se llevó un histórico resultado de 5-0 que ya se había dado con el Dream Team en los 90, pero esta vez con un fútbol preciso y precioso, casi perfecto. Todo ello gracias a Víctor Valdés, un seguro en la portería y el primer jugador de campo, a una defensa formada por unos pletóricos Alves, Puyol, Piqué y Abidal, a la superioridad técnica casi insultante de Xavi, Busquets e Iniesta, a la velocidad y profundidad de Villa y Pedro y, claro, a un letal Messi enlazando entre lineas. Todos ellos hicieron las delicias del público del mundo entero y convirtieron el partido en un espectacular rondo con el Madrid de convidado. Wayne Rooney, delantero del Manchester United, afirmó en su cuenta de twitter que estaba de pie en su sala de estar, aplaudiendo al televisor. Meses más tarde padecería en sus carnes esa avalancha de fútbol.

Un tropiezo y una sangrienta venganza

Barça y Madrid volvían a enfrentarse por tercera vez en la temporada. Se jugaba en Valencia la final de Copa. José Mourinho no vio más salida para tratar de derrotar a su bestia negra que intentar que se jugase lo menos posible a fútbol. Motivó muy bien a sus jugadores y estos –con el beneplácito del árbitro, Undiano Mallenco convirtieron el partido en una batalla que desorientó a los culés. Duros, rápidos y fuertes, los madridistas se hicieron con el título gracias a un solitario gol de Cristiano Ronaldo en la prórroga.

Pero el Barça no tardó mucho en conseguir su venganza. Justo una semana después visitó el Bernabéu en la ida de las semifinales de la Champions League. La emoción y tensión eran máximas. Tras los ataques verbales del Real Madrid, con un incendiario Mourinho al frente, Guardiola dio una memorable rueda de prensa y consiguió una victoria a nivel institucional –defendió al club como no lo hizo la directiva– y otra a nivel deportivo: sus jugadores, que le ovacionaron al llegar al hotel, salieron a jugar más motivados que en la final de Copa. Pese a no realizar un partido excelente, el Barça sentenció la eliminatoria con dos goles de un estratosférico Leo Messi, verdugo histórico del Madrid, pesadilla infinita en los sueños del aficionado merengue. La vuelta en el Camp Nou se saldó con empate a uno y el Barça consiguió el pase soñado a otra final europea.

La tercera liga consecutiva

Tras conseguir el liderato aplastando al Madrid por 5-0 en noviembre, el Barça ya no perdería la primera posición en la tabla en las siguientes 24 jornadas. El fútbol desplegado por el equipo fue de muchos quilates y se consiguieron otras goleadas como el 5-0 al Sevilla, el 1-5 al Espanyol o el 0-8 al Almería. El balance final fue magnífico: 92 goles a favor por sólo 20 en contra. Valdés ganó de nuevo el trofeo Zamora.

Récords y más récords iban cayendo, como el de número de victorias consecutivas (16) batiendo al Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento (15), y a falta de dos jornadas para el final del campeonato y con la mirada puesta en la final de la Champions, el equipo ganó la liga tras empatar en el campo del Levante con un gol de Keita.

De nuevo Wembley

19 años después, el Barça regresaba al estadio donde su historia empezó a cambiar. Otra vez Londres como escenario final de una gran obra. El rival, de nuevo el Manchester United con Sir Alex Ferguson al mando y muchas ganas de vengar la final de 2009. El escocés había declarado  días antes  que «esta podría ser la mejor final de toda la década». Tras caer 3-1 en un nuevo partidazo de los azulgrana, el entrenador británico admitió sin reparos que «nos hemos preparado y hemos jugado lo que hemos podido. Nos hemos acercado, pero con sus pases te dejan atónitos (…). Es el mejor equipo que he conocido en mis tiempos, diría que sí. Lo sabe todo el mundo y lo acepto. Nadie nos ha dado una paliza así y se merecen la victoria».

Sus declaraciones dan una idea de la superioridad blaugrana. Jugó el Barça como quiso, Messi se erigió en el maestro de ceremonias. Marcó la delantera MVP (Messi, Villa y Pedro, pero en orden PMV) y el gran capitán Puyol cedió el brazalete a Éric Abidal para que este, que había superado un cáncer durante la temporada, levantase la copa en una imagen que quedará para siempre en las retinas de los culés.

Como guinda, las secciones acompañaron al equipo de fútbol. En baloncesto, balonmano, hockey y fútbol sala se consiguieron 13 titulos. Con 16 en total, el Barça cerró la temporada más exitosa de la historia.

 2011b 

Capítulo I – 2008-09: Viaje a lo imposible

Capítulo II – 2009-10: El año del volcán

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