Y Messi cerró la oficina

Messi se encargó ayer de cerrar la oficina en una dura jornada de trabajo para el Barça en el Emirates Stadium de Londres. Pese a que muchas voces, incluido Wenger en su papel de víctima, apuntaban las diferencias entre el vigente campeón y uno de los eternos aspirantes, lo cierto es que este Arsenal, un punto menos elitista y más resultadista que años atrás, puso en aprietos al FC Barcelona.

Más allá de los números, que hablan de que los gunners sólo sacaron un córner y únicamente remataron dos veces a portería (de 7 disparos en total), la sensación de peligro en las inmediaciones del área de Ter Stegen -vital ayer para entender la victoria culé con dos grandes paradas-, fue evidente, al menos mientras los londinenses tuvieron fuerzas.

El primer cuarto de hora de partido fue un alarde físico de los jugadores del Arsenal. Presionaban muy arriba la salida de balón del Barça, juntaban líneas para imposibilitar los pases interiores y llegaban a las ayudas para negar a Iniesta y Busquets en la construcción y a Messi y Neymar en la zona de ataque azulgrana.

No encontraban los de Luis Enrique la precisión necesaria para superar el entramado que Wenger había propuesto sobre el tapete, con mucha gente en el centro del campo, todos por detrás del balón en las posesiones barcelonistas y negando la contra.

Poco a poco fue despertando el Barcelona a medida que el Arsenal se animaba más en ataque y se abría el partido. Oxlade-Chamberlain dio el primer susto importante con un tiro desde el área pequeña tras cazar un balón suelto, pero Ter Stegen, bien colocado, le frustró.

A partir de entonces los de Luis Enrique empezaron a alargar sus posesiones a la vez que los ingleses empezaban a notar el cansancio. Los últimos veinte minutos de la primera mitad se le hicieron muy largos a los gunners. Iniesta y Busquets ya carburaban bien y hacían llegar rápido la pelota arriba en transición. Suárez, al que los centrales del Arsenal ‘flotaban’, empezó a inquietar a Cech. El uruguayo mandó un cabezazo fuera en la mejor ocasión blaugrana. Messi y Neymar, por su parte, se encontraron para combinar y el Arsenal empezó a deshilacharse.

En la reanudación la emboscada gunner se disipó. El Barça se encontró más a gusto con el balón, mientras el Arsenal no llegaba a las ayudas como al inicio y se descomponía ante los ataques azulgrana. El partido discurría entre ratos de posesión larga de los barcelonistas y minutos de idas y venidas cuando los londinenses se venían arriba descuidando su retaguardia. El resultado iba a depender del equipo que cometiera el primer fallo.

Nada más empezar el segundo tiempo Neymar falló un uno contra uno claro ante Cech. En el otro lado, Giroud a punto estuvo de decantar la balanza para el Arsenal en el minuto 60, pero su cabezazo a la cepa del poste fue respondido con una excelsa parada de Ter Stegen. Eran minutos de correcalles. Y en otro ataque del equipo de Wenger el Arsenal cometió el primer error de bulto: concederle la contra a los tres tenores.

Corría el minuto 70 cuando Iniesta sacó a la remanguillé un balón, Neymar lo recogió y tras apoyarse en Suárez atacó el carril central para acabar dando un pase atrás ante la llegada de Messi. El ‘10’ puso la calma en una vertiginosa contra del Barça, todo aceleración y velocidad de pelota hasta que el cuero llegó al argentino, que paró el tiempo unos segundos, los justos para ver pasar a Cech y batirlo por primera vez.

El gol pareció minar la moral de los jugadores de Wenger, que nunca habían estado tan cerca de plantarle cara al Barça. El 0-2 de Messi llegó de penalti en el ’82. Y allí, Messi, bajo la atenta mirada de quienes dudan de su acierto desde los once metros, cerró la oficina tras una ardua jornada de trabajo.

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