Adiós, Madiba

En junio de 2007, el Barça disputaba un partido amistoso en Pretoria (Sudáfrica) frente al Mamelodi Sundowns. Un encuentro que seguramente dejaría en la tesorería azulgrana unos cuantos miles de euros.

Como parte de los actos de aquel viaje, el club presidido entonces por Joan Laporta -que no se desplazó con el equipo- tuvo la oportunidad de ser recibido por Nelson Mandela en Johannesburgo, donde se encuentra la sede de su fundación. Una ocasión única para conocer al último gran mito del siglo XX, al tipo que a partir de la tenacidad, la perseverancia y la inteligencia supo cambiar un país entero y dar la libertad a su pueblo.

Seguramente porque un viaje entre Pretoria y Johannesburgo (apenas 60 kilómetros) debe cansar mucho por esas carreteras de Dios, sólo cinco de los jugadores de la expedición culé se acercaron a saludar a Madiba. Fueron Iniesta, Thuram, Belletti, Gio van Bronckhorst y Oleguer. Ni Eto’o, tan presto siempre a llenarse la boca con África y todo lo africano, ni Puyol -el capitán del equipo-, ni tampoco el entrenador Frank Rijkaard tuvieron la delicadeza o la inquietud de reunirse con Mandela, aunque sí lo hicieron varios miembros de equipo técnico, Txiki Begiristain y Albert Perrín, éste como representante de la directiva.

Puyol, Valdés, Giuly, Xavi, Ezquerro, Jorquera, Eto’o, Motta, Ronaldinho, Deco, Zambrotta, Olmo, Marc Crosas, Víctor Vázquez y Dimas no aparecieron por la Casa Mandela de Johannesburgo.

La expedición del Barça, con Mandela. Foto: Valentí Enrich
La expedición del Barça, con Mandela. Foto: Valentí Enrich

Un año antes de ese viaje, el Barça ya había suscrito el acuerdo de colaboración con Unicef mediante el cual el club aportaba anualmente un millón y medio de euros para proyectos de desarrollo. Aquel acuerdo, una de las tres cosas que hizo bien Laporta según Rosell (junto a la expulsión de los Boixos y el fichaje de Guardiola), ayudaría -junto al brillante juego posterior del equipo- a consolidar la imagen de marca del Barça en materia de responsabilidad social.

Fue el germen de los famosos valors que tan rápidamente se llevan a la boca en el club. Porque, como sabrán, el Barça ya no sólo comparte valors con Unicef, sino también con Qatar Foundation, con Qatar Airways y, pásmense, con Audi. Y los que vengan, oiga.

Probablemente aquel germen de los valors no había calado lo suficiente entre los futbolistas mejor pagados del momento. Seguramente les resultaba más cómoda la habitación del hotel de Pretoria que una hora de carretera para ver a Mandela. Posiblemente, muchos de ellos no supieran quién carajo era aquel anciano negro al que todos reverenciaban. Aquello pasó desapercibido y prácticamente nadie comentó el vergonzoso desprecio de un grupo de deportistas millonarios hacia una de las figuras más importantes de la historia moderna.

A uno le queda la esperanza -no sé si vana- de que alguno de ellos, cuando sepa de su muerte, piense:

Adiós, Mandela. Perdón, Madiba.