Alves se queda

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El capítulo de Dani Alves, dentro de esta colección de relatos de novela negra que el Barça ofrece cada verano, está a punto de llegar a su clímax. Sin embargo, que no espere el avezado lector una resolución en forma de fichaje multimillonario con capital oriental, léase PSG, City o algo por el estilo. Si me permiten el spoiler, Andoni el mayordomo no se convierte en el asesino esta vez. Daniel Alves vuelve a Barcelona… para cumplir con su contrato.

Mientras que el resto de la plantilla disponible ya está en la pérfida Albión para realizar un stage de varios días, el defensa medita acortar su periodo de descanso y presentarse en Birmingham con el resto de sus compañeros. Alves es de la creencia de que, a pesar de lo irregular de sus últimas dos temporadas, la novedad y la personalidad que suponen un banquillo ocupado por Luis Enrique le pueden venir muy bien para recuperar el trono de mejor lateral diestro del mundo, ese que Scolari quiso negarle en el Mundial relegándole a la suplencia en los últimos partidos.

Hasta el momento, el entrenador asturiano preparaba la nueva temporada sin contar con el brasileño. No le cierra las puertas pero no contaba con él. Los rumores de su marcha han sido constantes este verano, pero las ofertas no han llegado. Tanto el club como el jugador quieren sacar un buen pellizco y no hay muchos equipos dispuesto a apostar en firme con esas cifras (10 millones de traspaso, 7 de ficha) por un futbolista de 31 años, Matthieu aparte. Algún club italiano e inglés ha preguntado, pero como el que va al mercado a echar un vistazo sin intención de hacer la compra. El caso del PSG es curioso, en cuanto el Barça persigue a Marquinhos y los galos se han deshecho de Jallet en el lateral… Sin embargo, no habrá cambio de cromos.

Alves quiere volver a ser trascendente. Los días de reposo le han servido para darse cuenta de lo complicado que está el mercado y de que no hay mejor sitio que el FC Barcelona para recuperar la intensidad de antaño, esa que le hizo imprescindible para Guardiola. La pelota está ahora en el tejado del director deportivo, Zubi, quien ya oye voces alertándole de la posibilidad de darle la carta de libertad para ahorrarse su ficha ante la inexistencia de ofertas firmes. Quizá si hace dos años y medio Sandro Rosell hubiera hecho caso al de Sant Pedor cuando pidió que se fueran del equipo, no se habrían producido casos como los de Alves, Cesc y Piqué, tres jugadores señalados por la grada del Camp Nou en los últimos meses. Pep intuyó que habría problemas, pero aquella directiva y gran parte del barcelonismo prefirió convertir al entrenador en un problema en sí mismo. El marrón, ahora, para Zubizarreta.