Las preguntas del ‘nou’ Camp Nou

Habrá nuevo Camp Nou, pero en la misma ubicación del actual. La construcción de un estadio nuevo o remodelación a fondo, que el asunto no quedó muy claro con las explicaciones de la plana mayor del club, tendrá un coste aproximado de 600 millones y se prolongará durante más de tres años y medio, ahí es nada. La obra se comenzaría en junio de 2017 y está prevista finalizarla en febrero de 2021.

La remodelación –o nueva construcción– del Camp Nou se decidirá a través de un referendum poco menos que en clave electoral, por cuanto se presenta como la mayor obra de la junta de Sandro Rosell. Anunciada esa votación para el fin de semana del 5-6 de abril, coincidiendo con la visita liguera del Betis, no es descabellado imaginar el futuro inmediato en el club, ni tampoco apostar por un adelanto de las elecciones. Todo se andará…

De entre todo el discurso institucional de Sandro Rosell  y las explicaciones posteriores que Jordi Moix y Javier Faus ofrecieron ayer se pudieron extraer conclusiones varias. Y dudas destacadas.

No se explicó la razón por la cual una remodelación «a fondo» del Camp Nou que tenía un coste hace apenas dos años de entre 100 y 150 millones de euros, en palabras de Jordi Moix a RAC1, aumenta ahora hasta los 420 en que está cifrado solamente el estadio. Sin olvidar que durante la campaña electoral de 2010 el programa de Rosell cuantificaba en apenas 40 millones dicha reforma, calificando el proyecto de Foster, más allá de la venta de patrimonio, como «faraónico» y «una locura«.

Faus aseguró que la obra «no hipotecerá a una generación entera de barcelonistas», dando por hecho que no existirá ninguna derrama… Pero no pudo, o no quiso, explicar qué ocurrirá más allá de 2016. El vicepresidente económico se congratuló de la decisión de la junta de congelar el precio de los abonos durante todo su mandato para, inmediatamente, deslizar que a partir de la conclusión de su dirección no se sabe qué ocurrirá en este aspecto. Siendo ellos, o no, los futuros dirigentes. Puede sospecharse…

El nuevo Camp Nou, cuya primera gradería cambiará «totalmente» para ser más vertical y que incluirá nuevos y modernos palcos con servicios de restauración entre la primera y segunda gradería, cerrará el anillo superior de la tercera y estará cubierto en todas sus localidades, que aumentarán hasta las 105.000. Ahí el vicepresidente Moix cifró en 5.000 el número de nuevos abonados, cuando, oficialmente, el aforo aumentará en más de 7.000. Todo ello sin hablar acerca de cómo pretende la junta llenar una instalación aún mayor cuando la entrada media de esta temporada apenas supera los 70.000 espectadores.

Mientras se dijo por un lado que la remodelación será, sería, absoluta, por otro se especificó que será la primera gradería la que sufrirá ese cambio rotundo y se insinuó que la segunda y tercera apenas variarán. En toda la explicación no se dejó de lado –al contrario, fue destacada convenientemente– la construcción de palcos y servicios de restauración vip entre la primera y la segunda gradería.

El nuevo Camp Nou, también tendrá un ‘apellido‘. Faus simplemente lo anunció como «posible» pero queda claro que la intención de la junta es añadir una marca al nombre que debería significar unos ingresos de 150 millones de euros por 25 años. Esto vendría a significar un cobro anual de 6 millones de euros. Cifra que debe considerarse ‘modesta’ en relación a los 15 del Arsenal o los 17 del Manchester City, por mucho que en su caso sea el nombre completo.

Rosell argumentó la permanencia en los actuales terrenos en que el traslado a la Diagonal podría «hipotecar» al club y aprovechó para dar a entender también razones sentimentales, no explicando nada acerca de la negativa de la Universitat a negociar la venta de los suyos ni, tampoco, el enfado de dicha institución por la forma de actuar del club, que ni se dignó a tratar el tema antes de deslizar la posibilidad de construir el estadio en sus terrenos.

La obra estará acompañada de un nuevo Palau Blaugrana, cuyo aforo se estima en 12.000 espectadores,  que se construiría entre 2017 y 2019 y que contempla la construcción de un pabellón anexo «con capacidad para 2.000 espectadores» en el que se disputarían partidos en los que no se prevea una entrada superior, según Moix. Si difícilmente se congregan en la actualidad más de 5.000 aficionados en el Palau se aventura complicado argumentar el gasto de 90 millones de euros (el coste apuntado) para la construcción de uno nuevo. Si se alude a la obligación para disputar la Euroleague no habría estado de más echar una ojeada hacia el Palau Sant Jordi e intentar dar vida a dicha instalación municipal.

La construcción del ‘Espai Barça’ quedó explicada en eso. Nada más. Como si fuera una novedad novedosa y sin caer en la cuenta que ya estaba incluido en el programa electoral de la junta actual en 2010. En estos cerca de cuatro años de dicho Espai ni se ha hablado, de la misma forma que ahora tampoco se han dado datos más allá de que será fantástico, con sus pasarelas, restaurantes y demás. Hasta hoy, un Pans & Company representa la oferta gastronómica que la directiva ni se ha preocupado en mejorar.

Habrá, en definitiva, un nuevo Camp Nou, si como parece los socios lo aprueban, en la misma ubicación del actual. En menos de dos meses y medio se dará el pistoletazo de salida a un tema que promete ser asunto central en el futuro del club y que marcará, sin duda, las elecciones a la presidencia fijadas para 2016. Y que no es arriesgado aventurar que se celebrarán antes con el estadio como punto principal.

La junta esgrimió sus números y un estudio preliminar del proyecto que ha costado al club un millón de euros, aunque no se haya hecho público el nombre de la empresa encargada de redactarlo ni el criterio con el que fue seleccionada porque, según se dijo ayer, se trata de «un tema secundario«. Una muestra más de falta de transparencia que, con la que está cayendo, no ayuda  demasiado a evitar las suspicacias.

Entre todo ello quedan en el aire demasiadas dudas que merecerían muchas, rápidas y claras explicaciones.